UNA CARTA PARA EL O LA DUEÑ@ DE MIS SUSPIROS
Hoy quiero escribir desde el corazón. No quiero hablar de soltar, de superar o de seguir adelante sin mirar atrás. Hoy quiero hablar de ese momento en que nos damos cuenta de que alguien nos importa más de lo que pensábamos, de esa sensación de mariposas en el estómago que se mezclan con la incertidumbre y la emoción de lo que podría ser.
No sé cuándo empezó esto. Quizás fue una conversación casual, una risa compartida, una mirada cómplice en medio de una multitud. Tal vez fue el modo en que nuestras almas encontraron una forma de conectarse sin que nos diéramos cuenta. Pero lo cierto es que, sin planearlo, me descubrí buscándote en cada espacio, sonriendo con solo pensar en ti y deseando que el tiempo nos regalara más momentos juntos.
A veces el amor no llega con garantías. Y quizás esa es su mayor belleza. Nos lanza al vacío, nos pone frente a la incertidumbre y nos desafía a confiar, a creer, a sentir sin esperar seguridades. Pero también es verdad que, por miedo al rechazo o al cambio, muchas veces nos guardamos lo que sentimos. Nos aferramos al silencio, nos convencemos de que es mejor así, que es suficiente con lo que tenemos, que quizás el otro no siente lo mismo. Pero, ¿y si sí? ¿Y si nos estamos perdiendo de algo maravilloso solo por temor a arriesgarnos?
No quiero quedarme con la duda. No quiero imaginar escenarios en mi cabeza sin saber qué podría haber pasado si me hubiera atrevido. Quiero ser honesta con lo que siento, sin juegos, sin estrategias, sin esperar el momento "perfecto" porque la vida no espera, y muchas veces los instantes que dejamos pasar se convierten en oportunidades que no vuelven.
Me gustas. Me gusta la manera en que ves el mundo, la pasión con la que hablas de lo que te gusta, la luz que proyectas incluso cuando no eres consciente de ello. Me gusta la tranquilidad que transmites, la forma en que me haces sentir que todo está bien cuando estoy cerca de ti. Me gusta la persona que soy cuando comparto contigo, porque me inspiras, me retas y además me enseñas sin ni siquiera intentarlo.
No sé qué pasó en mi vida para que coincidiera contigo, pero sé que ha sido un regalo. No quiero forzar nada ni apresurar lo que deba fluir a su ritmo. Solo quiero que sepas lo que siento, que entiendas que esto no es solo un capricho pasajero, sino una verdad que ha crecido dentro de mí con cada día, con cada conversación, con cada mirada que se cruza entre nosotros.
También sé que podría no ser recíproco, y eso está bien. Porque amar también es aceptar que el otro tiene su propio camino, sus tiempos, sus procesos. No te digo esto esperando una respuesta inmediata ni poniendo una carga sobre tus hombros. Solo quiero que sepas que, en este momento de mi vida, eres alguien que ocupa un lugar especial en mi corazón. Y que si alguna vez te has preguntado si alguien piensa en ti de una manera especial, quiero que sepas que yo lo hago.
Escribir esto es un acto de valentía. No solo por lo que implica expresar los sentimientos, sino porque también es una declaración para todos aquellos que alguna vez han sentido algo profundo por alguien y no se han atrevido a decirlo. A veces, el miedo al rechazo nos paraliza, pero ¿y si en vez de perdernos en "y si no..." nos atrevemos a decir "y si sí"?
No quiero arrepentirme de lo que no dije. No quiero que el tiempo pase y me quede con la duda de lo que pudo haber sido. Prefiero arriesgarme, vivir con el corazón en la mano y abrazar la posibilidad de algo hermoso, sin importar el resultado. Porque la vida es demasiado corta para callarnos lo que sentimos, para dejar escapar momentos que podrían cambiarnos la vida.
Así que hoy, sin expectativas ni condiciones, solo con la intención de ser honesta, te digo que me gustas. Y si estas palabras te hacen sonreír, si de alguna manera también sientes algo similar, entonces quizás este sea el inicio de algo hermoso. Y si no, al menos sabré que fui valiente, que me atreví, que no dejé que el miedo me robara la oportunidad de expresar lo que siento.
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