CAPITULO XX: SECRETOS DE UN LIBRO ABIERTO

 SECRETOS DE UN LIBRO ABIERTO

Nací en un paraíso terrenal, frente al mar, a menos de 20 metros de poder sentir sus olas en mis pies. Cuando cuento esto, todos me imaginan como una sirena, pero no todo lo evidente es obvio, ni todo lo obvio es evidente. A diferencia de lo que todos creen… no sé nadar. De hecho, le tengo un poquito de miedo al mar entre mas lejos estoy mas seguro me siento.

Mi segundo secreto es un poco chistoso. De niña, los pollos se adueñaban de mis sueños y me daban pesadillas. Con el tiempo descubrí que no solo les tenía miedo a los pollos, sino también a las palomas. Para mí, la Plaza de Bolívar (Bogotá-Colombia) no es un lugar turístico, es un campo de batalla. Solo los verdaderos espartanos se atreven a cruzarla. Mientras otros van en busca del centro de la plaza, donde hay más palomas, mi mente imagina una invasión, y mis ojos buscan la salida de evacuación más cercana. Me siento como un grano de maíz en medio de una multitud de aves hambrientas. Me encojo, mi piel se eriza, y solo quiero salir corriendo en buscar un lugar seguro ja-ja-ja-ja.

Mi tercer secreto es un poco más tierno. Me confieso: amo ver películas de Barbie puedo durar horas inmersas esas historias de fantasías donde el amor es para siempre. Me las he visto todas, y es más, me sé algunos diálogos. Ese es mi pecado culposo, y acepto recomendaciones porque nunca es suficiente cuando se trata de historias mágicas y color rosa.

Y por último, mi mayor miedo: la idea de perder la memoria. A veces he tenido vacíos mentales y, aunque en el momento puede parecer gracioso para los demás, para mí es aterrador. La posibilidad de olvidar quién soy, lo que he vivido, o a las personas que amo, es un pensamiento que me inquieta más de lo que quisiera admitir. Me aterra la idea de que un día mis recuerdos se desvanezcan como huellas en la arena, que las risas compartidas y los momentos especiales se conviertan en un eco lejano. La memoria es mi tesoro más preciado, el álbum donde guardo cada emoción, cada enseñanza, cada latido de mi historia. Y perderlo… sería como perderme a mí misma.

Estos son algunos de mis secretos, pequeñas piezas de mi historia que hoy decido compartir. Porque al final, todos somos un libro abierto, pero no siempre dejamos que lean entre líneas. Algunos pasajes los mostramos con orgullo, otros los guardamos con recelo, y unos pocos los dejamos en blanco, esperando el momento adecuado para ser escritos. Pero al final del día, cada secreto, cada miedo y cada sueño nos construyen, nos definen y nos recuerdan que somos humanos, con historias únicas que contar. El siguiente capítulo te espera 👉Aqui

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