ESPACIO PERSONAL
Durante mucho tiempo pensé que amar a alguien significaba compartirlo todo: cada momento, cada plan, cada paso. Pero con el tiempo descubrí algo que cambió por completo mi forma de ver las relaciones: el espacio personal también es amor.
Aprender a disfrutar de mi propia compañía no fue fácil. Al principio, el silencio me incomodaba, me hacía sentir sola en el peor sentido de la palabra. Pero con el paso de los días, esos momentos a solas se convirtieron en mi refugio. Ir al cine sola, caminar sin compañía, tomarme un café conmigo misma… fueron pequeñas cosas que empezaron a llenar mi alma.
Ahí fue donde comenzó mi transformación: empecé a conocerme mejor, a fortalecer mi autoestima, a escuchar lo que realmente necesitaba.
Una experiencia que me marcó
Tuve una pareja que amaba su espacio personal. Le gustaba desconectarse a veces, estar solo, hacer sus cosas sin depender de mí. Al principio me costó entenderlo. Me sentía rechazada, pensaba que algo estaba mal.
Pero poco a poco, y gracias a esa relación, aprendí a ver esos momentos con otros ojos. Comencé a hacer lo mismo y descubrí que también disfrutaba de estar conmigo. Que no era ausencia de amor, era una forma de cuidado.
Hoy, aunque esa relación ya no esté en mi vida, agradezco profundamente lo que me enseñó. Porque esa experiencia me dio una de las lecciones más valiosas: querer no es absorber, es acompañar sin perderse a uno mismo.
Lo que me ha funcionado para respetar el espacio en pareja
Si tú también estás en este proceso, o quieres construir una relación más consciente, esto es lo que a mí me ha ayudado:
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Decir lo que siento. Hablar con mi pareja sobre lo que necesito me ha permitido vivir desde el equilibrio, no desde la culpa.
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Seguir con mis pasatiempos. No dejar mis hobbies me mantiene conectada con mi esencia.
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Confiar más. Entendí que la distancia no es un enemigo cuando hay amor. La confianza lo sostiene todo.
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No tener miedo a estar sola. Hoy puedo quedarme conmigo sin angustia. Estar sola ya no me pesa, me potencia.
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Evitar la dependencia emocional. Amar sin perderme, respetar mi individualidad y la del otro, ha sido clave.
Conclusión
Hoy sé que dar espacio no significa alejarse, sino respetarse. Que amar no es estar pegados, sino crecer juntos sin dejar de ser uno mismo.
Estar sola ya no me asusta. Al contrario, es mi momento para recargarme, para crear, para sentirme viva. Y compartir mi felicidad desde ese lugar me permite construir vínculos mucho más sanos, reales y libres.
Te dejo un reto: haz algo por ti y solo contigo esta semana. Puede ser algo pequeño o algo grande. Luego, si quieres, cuéntame cómo te sentiste. El siguiente capítulo te espera 👉 Aqui
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